En este caso encontrar el anillo perfecto era complicado, ya que contaba con el precedente de su hermano. Sin embargo el Principe Harry supo conseguir el efecto deseado, al combinar dos diamantes de su recordada madre Lady Diana con uno central originario de Botswana localidad adorada por él mismo.
Meghan Markle recibió de manos de su príncipe una alianza de oro amarillo y 3 diamantes, uno central de corte cushion de 2,5 quilates y dos más pequeños y redondos a ambos lados y engarzados en oro blanco. Sin duda una original propuesta.
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